sábado, 6 de septiembre de 2008

DE VUELTA AL TAJO

El caso es que me tomé unos días de vacaciones para no hacer absolutamente nada. Hasta ahí todo bien, un descanso siempre le cae bien a cualquiera, pero entre eso y lo que ha pasado media un abismo: el de la vagancia. Y de eso si que me declaro culpable con premeditación y alevosía. Ego confeso pecata culpa mea. Y hubiese seguido entregada a los placeres del pecado si no hubiese llegado la Insoportable a patear mi pacífico reducto pecaminoso. Paseaba inquieta por las historias y los personajes que pululaban por su cabecita, mientras la Sombra y yo rendíamos culto a Baco en compañía de La Guardiana de la Sangría. Lo cierto es que pese a darnos la trisca sin parar, nosotras habíamos acordado, tácitamente y por primera vez en la vida, ignorarla. Pero cuando se trata de La Insoportable, no hay excusa que valga. Nos tiro la sangría a la cara y tras patear nuestro trasero, nos arrastro frente al teclado del ordenador pregonando a los cuatro vientos el fin del verano y de las vacaciones. Así pues, como los niños, estamos todas de vuelta al cole. ¡Rayos, qué rápido se acaba el verano!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espera!!, que estoy contando...
No lo divulgues aun por ahí pero tengo la sospecha de que algún pedazo de ...... nos ha robado vilmente un mes del verano.
A la Insoportable tenla a raya a base de Ibuprofeno y chocolate. No falla.

EL CHICO GRIS dijo...

¡¡¡La vagancia es una virtud!!!

Por estos lares es más evidente que se ha acabado el verano... ¡a las 7 es de noche!