martes, 15 de marzo de 2011

LA INSOPORTABLE A LO JULIA ROBERTS

Definitivamente y por muy increíble que sea, acabo de emular a Julia Roberts en "Pretty Woman". Aún estoy estremecida por la experiencia y dudo mucho que logre olvidarla tan fácilmente. No porque yo sea un pibón, de buen corazón, metida a puta por cosas de la vida, o haya cazado a un ricachón decidido a destrozar la caja de cambio de un Lamborghini cualesquiera. No, ¡qué va! No soy un pibón, lo de buen corazón va según el día. Tampoco me ha dado por dedicarme a la vida alegre, no me he ligado a ningún multimillonario guaperas y los únicos Lamborghini que he visto en vida, han sido en la TV o en el cine. El asunto transcurre por otros derroteros más bien relacionados con la "grandeza" del ser humano. En concreto, entronca con esa escena en la que las dependientas de una tienda se niegan a atenderla y con la de su grandioso regreso para restregarlas sus compras. Me explico:

Es martes por la tarde y servidora se encamina a una conocida librería de Santander, (a la que he puesto en mi lista negra), en busca de alguno de los tres manuscritos que la escritora cubana, Wendy Guerra, tiene publicados en nuestro país. Por su puesto, acarreaba el dinero suficiente para costearme los tres ejemplares y vale que unos vaqueros, una camiseta y una cazadora no sean para algunos el paradigma de la elegancia, pero tampoco son inadecuados para el día a día. ¿O sí?
El caso, es que me encamino directamente al mostrador y le pregunto al dependiente de turno. Es un señor de mediana edad quien, con bastante suficiencia y sin ni siquiera comprobar en el ordenador, me suelta un árido: "no me suena de nada el nombre de esa autora". Amablemente, (aún no pierdo la esperanza y a esas horas, La Insoportable duerme la siesta), le explico que es una escritora cubana. Y ahí se desata el infierno. El sabelotodo dependiente me explica, con un tono de vamos a ver si te enteras tontita, que salvo Cabrea Infante y Carpentier, son pocos los escritores cubanos que publican en nuestro país. Para entonces, La Insoportable se ha despertado de su siesta con un humor de perros y le espeta en la cara, que Wendy Guerra pertenece al selecto club de los elegidos y que la encontrará en el catálogo de la editorial Bruguerra. A esas alturas, el ambiente está caldeado y el dependiente y La Insoportable se miran frente a frente como dos bulldogs listos para atacar. Él suelta un gruñido de negación y servidora sale indignada de la tienda rumbo a la competencia.

En la competencia los resultados son bien distintos. Pura amabilidad y dos ejemplares por menos de 40E. La satisfacción debería de servir para aplacar a La Insoportable, pero la muy jodida está desatada y sin frenos. Así que, en unos cinco minutos de enérgico caminar, volvemos a estar cara a cara con el sabioncete dependendiente, quien en ese momento, está cobrando a un cliente. Con toda la mala leche que la caracteriza, La Insoportable saca el ejemplar de "Todos se van" y de "Ropa interior", se los planta a unos centímetros de la vista y le suelta con todo el recochineo del mundo: "a Carpentier y Cabrera Infante, puede añadirle Wendy Guerra. Gracias por su ineficacia y su interés en no ayudarme". Y sin más, nos marchamos por donde hemos venido, dejando, a nuestro paso, a un enrojecido dependiente y a un par de atónitos clientes tras nuestro momento de gloria a lo Julia Robert en "Pretty Woman".

martes, 1 de marzo de 2011

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