lunes, 22 de noviembre de 2010

LA SIESTA ASESINA

Deberíamos levantar un monumento al brillante homínido que inventó la siesta. Yo, fiel practicante de tan noble arte, no sé qué haría sin esos minutos (vale, lo reconozco, a veces son horas) de perdida total de consciencia. En un sofá, o en una cama, ese bendito descanso me da la vida. Recargo pilas y la tarde se me hace más soportable. Así que comprenderéis mi cabreo cuando alguien amarga mi sacrosanto momento. Y ahí estriba el meollo de la cuestión. ¡Hoy quiero asesinar a alguien! Y la candidata es…. (escuchad redobles de tambores) mi vecina del 2 (escuchad cualquier música de esas que ponen cuando te ha tocado el premio gordo). La muy… muy… ugffffff… se dedica a la limpieza de su hogar justo a la misma hora en que servidora duerme su siesta. Su puntualidad británica no falla ni un día. A las 3:00 p.m. comienzan los escobazos, las sacudidas, el arrastre de muebles, el trasteo de platos y los portazos. ¡Pero por todos los renacuajos que habitan en las fuentes, es que no puede sentarse a descansar después de comer! Pues no, ella saca a la ilustre fregona que mora en su interior. Y para completar tan sublime momento, me planta, como banda sonora, cierto dizque programa de prensa rosa que más bien parece el programa de yo grito más y mejor que tú.

En fin, para compensar el mal trago de hoy, creo que me iré de compras. No sé si optar por unos tapones para los oídos o algún tipo de conjuro paralizante. Lástima que mis padres no me mandasen al mismo cole al que va Harry Potter.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

continuara?
Yolanda

Alegoria dijo...

Pues no sé. Casi seguro, sí, continuará. Todo depende de cuánto tiempo le lleve a mi vecina sacar a la luz a La Insoportable.