jueves, 20 de enero de 2011

SOY PECADORA ORTOGRÁFICA

Soy pasto de la angustia. La peor y la más dura de las emociones coarta mi creatividad y me paraliza ante la página en blanco. Tan nefasto sentimiento no responde al abandono de las musas. ¡Qué va! Mi parálisis se debe a la revisión gramatical hecha por mis queridos académicos de la RAE. Me aterra caer en la falta de ortografía por una tilde colocada fuera de lugar. Y es que, discúlpenme mis bienamados académicos, pero me han hecho una putada, y grande. ¡¿Cómo, tras años de estudios, de suspensos por no poner las rayita sobre la letra, de leer y leer para corregir faltas de ortografía, pretenden que servidora se acostumbre a escribir guion sin tilde?! No se dan cuenta de lo que me hacen. Yo lo escribo, La Sombra me susurra pónsela, La Insoportable grita que hay que seguir a la RAE como al padrenuestro, La Guardiana de la Sangría se da a la bebida para consolarse y La Pitonisa no ve claro el futuro de la nueva regla.

Y luego, está el jodido sabelotodo del procesador de textos. Listo siempre para subrayar en rojo el error y hacerte dudar. ¿Será que los académicos han vuelto a cambiar de opinión? ¿O será que la regla no es así y me la estoy inventado?¡Dios no lo quiera! No seré yo quien ose a rebelarse contra la sacrosanta institución guardiana de nuestra lengua.

Lo peor de todo, es que, en caso de duda, yo siempre acudía al www.rae.es y ahí las solventaban de un plumazo. Pero ahora voy, y me encuentro que aparece guion y guión. Y eso sí es una canallada. Si guion se escribe ahora sin tilde, que no fastidien al prójimo y lo eliminen de su diccionario. No empecemos a comportarnos como truhanes. Un poquito de seriedad. ¿Acaso no comprenden que sobre la población mundial se cierne la amenaza de un trastorno mental transitorio por cambio de ortografía?

Yo por lo pronto, iré intercalando opciones. Total, solo hay un 50% de error. Lo que es inevitable, es que volveré a engrosar la lista negra de los que escriben con faltas de ortografía. ¡Y no quiero! Ahora si me perdonáis, yo y mis secuaces nos vamos a patalear y llorar por lo injusta que es a veces, la vida ortográfica.