jueves, 25 de septiembre de 2008

¿HOGAR, DULCE HOGAR?

Empiezo a estar realmente harta de mi futura casa. Tal y como están mis ánimos, hoy por hoy, me iría con una camping-gas, un saco de dormir y un set de esos de picnic que traen cubiertos, vasos y platos. Y es que a cada paso, encuentro un tropiezo.
Mi cocina sigue sin terminar, tengo que comprar dos muebles con lavabos para los cuartos de baño (eso, si consigo que no me atraquen antes porque con lo que cobran por la fornica, lo más probable es que me desplumen en mis mismas narices) y para colmo de males, tras esperar mes y medio a que los del Zara Home de Valle Real me trajesen la funda de nórdico y de almohada de la que me enamoré, pues resulta que llego un día tarde y ya la han vendido. La respuesta de ese dependiente que hay tan simpático como el ladrido de un perro, ha sido que mañana llega un nuevo camión con mercancía y que tal vez, llegue algo. Y yo me pregunto, ¿por qué rayos he tenido que esperar yo mes y medio a que me llamasen y me dijesen que ya había llegado?
¡Joder, qué ganas tengo de que termine todo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No te veo yo con mucha gana de estrenar tu nueva morada... que la chachi vivió sin cocina más de un año y se puede, te juro que se puede. Te pongas como te pongas, el complemento que te falta para decidirte a dar el salto no lo vas a encontrar en una tienda, como no sea trabajando de dependiente, tú ya me entiendes.

Alegoria dijo...

Me temo querida amiga, que el problema es aún mayor. Pero mejor no me lo digo ni a mí misma porque me asusta más que el lobo feroz.