martes, 18 de marzo de 2008

AMORES PLUTÓNICOS


El viernes me fui con algunos amigos a ver los "Amores Plutónicos" de Edy Asenjo. No me gustó. El guión era nefasto. La historia es el monólogo de una mujer con el corazón roto que suena más falso que un billete de 1000E. ¿Por qué? Pues sencillamente, porque el personaje de esa mujer está construido a partir de una serie de topicazos. El personaje no es real. En ningún momento muestra una mujer que sienta y sufra por culpa del amor. Y claro, lo que no consigue reflejar con el personaje, trata de suplirlo con un lenguaje poético y teatral salpicado con unos cuantos tacos. Pero ni con esas, porque tanta poesía y tanta teatralidad, subrayan el efecto ficticio y nada creíble. Y luego están esas perlas en las que se orina champán, se suda colonia y se surfea por charcos enfangados, o algo así... por fortuna, no recuerdo demasiado bien el texto.
Y es que esto de escribir, no es tan fácil como se piensa.

viernes, 7 de marzo de 2008

PÉRDIDA DE FE

De niña me enseñaron a ser capaz de salir adelante por mí misma. Cuando eres la tercera de cuatro hermanos, la atención de tus padres se divide por más que seas la niña pequeña y haya cierta tendencia a malcriarte. Así que no suelo desempeñar el papel de damisela en apuros casi nunca. Primero porque no me enseñaron a serlo y segundo, porque me siento ridícula y más falsa que un billete de 1000E. Sin embargo, cuando las cosas me desbordan y me siento totalmente desesperada, sí puedo ser la damisela en apuros. Lo malo es que parece que ya no quedan caballeros andantes. Eso, o yo no interpreto bien el papel. El caso es que el miércoles me pasé por el Ikea con mi madre y mi hermana y se nos ocurrió compra un sofá, un armario montado en la sección de oportunidades y diversos artilugios varios para el hogar. Todo muy bien hasta que llegamos a la furgoneta y hubo que cargarlo. Hasta entonces los dependientes se habían encargado de ello, pero en ese instante era nuestro turno.
...¡Y se desató la pesadilla! Yo tengo menos fuerza que una hormiga, mi madre ya es una señora de cierta edad y mi hermana no anda mal de fuerzas, pero tampoco es Sansón para cargar con todo ella solita. Pues bien, meterlo lo metimos por cabezonería, orgullo y planificación, pero el cabreo que me agarré fue mayúsculo. A octavo tipo que pasó y se nos quedó mirando como atracción en feria, perdí mi fe. Y es que, cuando empleados y clientes varones pasan por tu lado mientras las estás pasando canutas para mover semejantes armatostes y no se dignan a echarte una mano, es para pensar que algo está pasando con el género humano.