martes, 25 de diciembre de 2007

UNA MAÑANA DE NAVIDAD EN MI REINO

La mañana de Navidad es un artículo de lujo, al menos para mí. Es un día completamente diferente al resto de los días festivos del año. Es junto a Año Nuevo, el único día de año en el que no tengo que madrugar para ir a trabajar. Toda mi preocupación es remolonear en la cama cual millonaria de tronío. La casa está silenciosa y si llaman a la puerta o suena el teléfono, simplemente los ignoro por si a alguien se le ocurre profanar mi sacrosanto día.
Estar tirada en pijama con un buen libro por toda compañía, tras un frugal desayuno, es la perfección absoluta. Es el día en el sólo existo yo y mis deseos.

viernes, 21 de diciembre de 2007

¡Navidad, Navidad, dulce Navidad...!


¡Pues nada, acá estamos otra vez! Un año más viejos y sin ser más sabios. En unos días, beberemos hasta convertir nuestras transaminasas en la réplica de un fórmula 1; comeremos sobras de la comida de Navidad hasta que llegué la de Noche Vieja y miraremos de reojo los regalos mientras recitamos el mantra "contrólate", para no despedazar el papel que aparta de nuestro alcance los bonitos calcetines que nos regaló, por taitanto año consecutivo, ese pariente que tanto nos quiere, pero que lamentablemente, es tan poco original.

Y es que eso es lo bonito de la Navidad: siempre acabamos haciendo lo que el año anterior juramos no volver a hacer. ¿Alguien me puede explicar para que sirven las listas de propósitos?

domingo, 9 de diciembre de 2007

DEL DAÑO QUE PUEDE CAUSAR UNA HUELGA



No sé si será cosa de la huelga de guionistas en Hollywood o de algún productor enamorado de la chica en cuestión, el caso es que, por increíble que parezca, ha llegado a nuestros ojos la historia de la niñera más muermo de Nueva York. Ni yo, sumergida en la profunda campiña inglesa ejerciendo este noble oficio, me aburrí tanto como en esas horas de cine.

Asumo que la culpa fue totalmente mía por acceder a verla, pero estaba tan cansada después de tanto trabajo y farra, que mis neuronas trabajaban a 0,05 revoluciones por minutos mientras Morfeo me cortejaba sin piedad alguna. A un tris estuve de sucumbir a su tentadora invitación. Y lo hubiese hecho, si no hubiese sido por el cabreo soberano que me asaltó. ¡Por todos los diablos, ya sabemos que la Johansson está buena y que vende, pero la chica es capaz de hacer cosas mejores que un papel estelar en una peli de sesión de tarde llena de topicazos y con un niño bonito imberbe, pero eso sí, rico y de Harvard (al fin y al cabo, Scarlett lo vale)! Y todo ello, aderezado con la estúpida moralina de final feliz que caracteriza a Hollywood. ¡Ufff...demasiado para servidora!