
Hay días en los que la vida te ofrece pequeños placeres. Lamentablemente, no duran tanto como una quisiera, pero al menos, mientras duran...¡qué ricos son! El domingo viví uno de esos placeres gracias al concierto de Alejandro Fernández. Para no aburrir a nadie, diré que el chico se ganó el dinero de la entrada con esa voz maravillosa. Y yo alcancé el nirvana cuando cantó con mariachi y todo, mi canción bandera: "El Rey". Porque una cosa es cierta, por mucho que la vida me putee, yo sigo siendo el Rey, o más bien, la Reina.