jueves, 12 de julio de 2007

LINDA PULGOSA

Lo que más me fascina del verano, es mi entregada labor con la fauna del momento. Y es que para desgracia mía, la naturaleza me encomendó la titánica misión de servir de alimento a cuanto insecto chupoctero de sangre pulula por mis alrededores. Apenas arranca el buen tiempo, parece que grito: ¡Insectos del mundo, aquí tenéis mi cuerpo para que deis rienda suelta a vuestra gula! ¡Picadme! ¡Mi sangre dulce os aguarda!
El resultado es que mi persona se convierte en un mapa físico plagado de rojas montañas que pican como una condena. Y claro, sería estupendo enchufar el mosquitero y salvar mi pellejo. Lo malo, es cuando una se dedica a cometer actos suicidas y se mete en zona de pulgas. Y eso es lo que insensatamente he hecho hace unos días. Me colé en una vieja casa presa de un rapto aventurero y acabé como linda pulgosa: llena de picaduras, rascándome como una loca y metida en una fuente bajo un torrencial aguacero. ¡Todo un poema! ¡Si es que lo que no me pase a mí!

No hay comentarios: