viernes, 6 de julio de 2007

LA PAZ DEL HOGAR

Estoy hecha una hacendosa ama de casa desde que el domingo, mi señora madre, tuvo un ataque claustrofóbico y decidió, en dos horas, que se iba de vacaciones a Alemania. Así que acá nos hemos quedado mis hermanos, mi padre (a quien no tuvo demasiados escrúpulos para dejar) y yo, al frente del cañón. Y digo al frente, porque pese a separarla de nosotros media Europa, mi señora madre, llama todas las noche para pasar lista a sus tropas. ¿Qué hemos comido? ¿Cómo van las tareas del hogar? ¿Cómo están su minihuerto? o ¿Cuáles son las noticias del día? son parte de su interrogatorio diario. La CIA podría reclutarla como agente de interrogatorios. Harían un gran fichaje.
En una semana más, la tendremos otra vez de vuelta, pasando revista con la disciplina de un militar y poniendo mil pegas a nuestra gestión doméstica. Su conclusión: "Es que no me puedo ir. No sabéis hacer nada sin mí". Y nosotros asentiremos como buenos hijos. Al fin y al cabo, es lo que espera de nosotros. Qué razón tienen los que dicen que madre, no hay más que una.

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