viernes, 21 de diciembre de 2007

¡Navidad, Navidad, dulce Navidad...!


¡Pues nada, acá estamos otra vez! Un año más viejos y sin ser más sabios. En unos días, beberemos hasta convertir nuestras transaminasas en la réplica de un fórmula 1; comeremos sobras de la comida de Navidad hasta que llegué la de Noche Vieja y miraremos de reojo los regalos mientras recitamos el mantra "contrólate", para no despedazar el papel que aparta de nuestro alcance los bonitos calcetines que nos regaló, por taitanto año consecutivo, ese pariente que tanto nos quiere, pero que lamentablemente, es tan poco original.

Y es que eso es lo bonito de la Navidad: siempre acabamos haciendo lo que el año anterior juramos no volver a hacer. ¿Alguien me puede explicar para que sirven las listas de propósitos?

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