martes, 11 de septiembre de 2007

MI PEQUEÑO GRAN DRAMA SUPERFICIAL

En los últimos días, mi vida es un drama. La culpa la tiene algo tan superficial como es encontrar un vestido para ir a la boda de mi prima. Para los que se lo pregunten, la respuesta es no. Afortunadamente, la boda no es de la rama familiar de la tía Pili. Aunque ya se sabe, lo de mi tía Pili es de genio y figura.
Pero a lo que iba, hoy es martes, la boda es el sábado y no tengo vestido. Y no lo tengo porque detesto los colores de la nueva temporada. ¿Es que a los diseñadores se les funden los fusibles cuando llega la temporada otoño-invierno? Pasamos de ponernos de todo tipo de colorines a celebrar unos funerales sin muerto que llorar. Y es que a quién diablos le sientan el gris, el negro y el marrón, cuando uno está más blanco que la mente de ciertos alumnos en días de examen.
No entiendo porque tenemos que ser los muertos vivientes de una película de terror por capricho de la moda. ¡Demonios, yo no soy una fashion victim! ¿Es qué ya no quedan diseñadores rebeldes que pongan fin a mi drama? ¡Sólo quiero un vestido a color, elegante y bonito!
¡Ahg, qué desagradables son los dramas superficiales!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Concuerdo contigo, mi hermana se casa el 22 de septiembre y casí me sucido al salir en busca de un vestido... alguien mate a los diseñadores...

Raquel dijo...

Si yo te comprendo. La de vueltas que tuve que dar para encontrar no ya algo que me gustara muchísimo, sino algo que me valiera, agghhhhh, para la boda de un amigo... Me quemé tanto que amenacé con clavarle la percha en un ojo al próximo que me dijera eso de "eres delgadita, no tendrás problemas para encontrar ropa" Pozíiiiii, los tengo.

Alegoria dijo...

La mayor tragedia es no ser la talla 36. Tal parece que de ahí para arriba, somos unas proscritas.¡ Rayos, truenos y centellas qué porquería!