lunes, 17 de septiembre de 2007

LA TÍA PILI QUE LLEVO LATENTE.

La boda fue bonita y emotiva. Al fin y al cabo, una no es de piedra y la novia, además de prima, es una de mis mejores amigas. Y lo cierto es que me lo pasé bomba, bebí lo justo para llegar al puntillo, comí a lo grande y bailé como un trompo. Todo era perfecto hasta que me sorprendí, en mitad de la fiesta, convertida en la versión joven de mi tía Pili. Durante unos segundos, envidié a todos los enamorados con todas sus cursilerías y quise ser uno de ellos. ¡Agggggg....! ¡Porca miseria! ¡Mente sucia y traidora! ¿Cómo te atreves a jugarme malas pasadas de ese tipo?
El asunto es que me tocará admitir, aunque sea a regañadientes, que después de todo, tengo una tía Pili latente dentro de mí.
¡¿Por qué la insoportable no aparece cuando más la necesito?!

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