miércoles, 12 de septiembre de 2007

EL FIN DE MI PEQUEÑO GRAN DRAMA

Pues sí, con lo poco que me van los dramas, esta tarde salí dispuesta a no regresar a mi casa sin un trapillo favorecedor a mi persona. Y como decía aquel romano tan simpático: "Vini, vidi, vinci". Tengo un supermodelazo para la boda y lo mejor de todo, es que me ha salido tirado de precio. No tendré que llorar al verle colgado en el armario sometido al peligro del olvido o las termitas. Y lo que es mejor, mi estado financiero no ha sucumbido al desplome de la tarjeta de crédito. Los pronósticos para llegar sana y salva a fin de mes, son halagüeños. ¡Gracias, Dios mío!

2 comentarios:

Maria Alecia Izturriaga dijo...

Hace poco viví una experiencia similar. Tenía la fiesta de aniversario en un hotel 5 estrellas y dada la pomposidad de la invitación, me dio por salir tarjeta de crédito en mano, a buscar un vestido de gala, "cueste lo que cueste" (por supuesto mientras menos cueste mejor). Asombrosamente, una mano invisible me llevó a una tienda que nunca visito y me llevó a una sección de vestidos de fiesta, justo en una mañana de ofertas de remate y logré encontrar un vestido largo hermoso y clásico, que me quedó de lo más lindo por sólo 35$. La verdad es que la fiesta estuvo de lo más normalita, divertida pero no sucedió nada inolvidable, sólo mi vestido.

Raquel dijo...

Jeje, ahora a lucirlo, :)