Los escritores son la gente más perezosa a la hora de escribir. Es por eso que se nos da tan mal eso de los e-mails. Lo cierto, es que tras encadenar día tras día, la intención de escribir a los amigos, terminamos o por no hacerlo, o por escribir nuestras memorias. En cualquiera de los casos, la solución es igualmente nefasta.
Yo, personalmente, prefiero solucionar estos problemas vía messenger o telefónica. Porque soy tan vaga, que hasta colgar un post se está convirtiendo en un esfuerzo. ¿Alguien tiene alguna solución?
De todas formas, los amigos transoceánicos de vez en cuando me dan un tirón de orejas reclamando su pequeña dosis de noticias. Aunque bien les vendría recordar a esa panda de vagos, (lo dicho, son escritores) que a mí también me encanta que me escriban. Así que a esos que me leen, les reclamo mi dosis de e-mail con noticias frescas de sus últimos meses.
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