LA TDT

Debe ser porque soy una optimista incurable, pero pensé que con la llegada de la TDT las cosas mejorarían. Hay más canales y en consecuencia, debería de haber más programas. Lo cual sonaba fantástico. Mis tarde de oficina, en teoría, estarían amenizadas por algo interesante. (Hay gente que trabaja con la radio de fondo, yo lo hago con la tele).

Pero claro, tratándose de la TV, estaba claro que mi optimismo habría de sufrir un severo revés. Y es que dejando de lado la reposición de esas serie del año de la catarro, lo que campa por la TDT junto a pelis de serie B, es la teletienda. Y la verdad, por mucho que una esté montando su futuro hogar, mi interés por los cuchillos maravilla, las planchas milagrosas, los aparatos de gimnasia extraordinarios y demás pendejadas, sigue siendo el mismo. Vamos, que me importan una mierda.

¡Qué asco de TV!