En los últimos años, mis amigas y yo hemos creado una fiesta tradicional en nuestro calendario anual: "El día de Eurovisión". Sí, mis estimados lectores, año tras año, nos reunimos para cenar, beber echarnos unas risas malvadillas a costa de las múltiples horteradas que atentan a nuestra retina en el fetival europeo de la canción. Es el día favorito de La Insoportable, pues todo el mundo está más que dispuesto a recibir con agrado su sarcasmo y mala leche habitual.
Dicho lo dicho, me despido. ¡Falta poco para las nueve!
2 comentarios:
Estuvo bien pero el año pasado fué más divertido, este año han sido muy comedidos en el vestuario y puesta en escena. Y encima quedamos penúltimos, un desastre.
Totalmente de acuerdo. Eurovisión sin sus frikadas no es nada.
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